Las frambuesas, querido lector imaginario, en esta época del año, no están muy baratas, según la señora del mercado. ¡Pero no importa! Igual las compramos, un paquetito chiquitito por doce soles que como sea hicimos alcanzar.
También compramos chocolate blanco, una caja algo grande que nos sobrará para preparar otra receta que también lo necesita después.
Lo primero que debes hacer, querido lector imaginario, es derretirlo. Paloma dice que puedes hacerlo en una taza en el microondas, a intervalos de 20 segundos, pero una vez lo intentamos, cuando hicimos los cupcakes helados, y no nos salió muy bien. Así que desde ese momento en adelante siempre lo hemos derretido a Baño María (tranquilo, algún día nos armaremos de valor e intentaremos esa forma otra vez).
Lo siguiente es más sencillo. El chocolate blanco derretido se mezcla con la masa antes de meterse al horno y listo.
Después el frosting, que también lleva un poquito de chocolate blanco derretido y ya está. Ah, no, no, no, falta una cosa. Al frosting se le echan algunas frambuesas partidas. La receta dice que tengamos cuidado de mezclarlas con cuidado para que no tiñan el frosting, pero eso nos pareció imposible.
Sin embargo, cuando acabamos, descubrimos que efectivamente el frosting apenas se había teñido. Es más, los pedacitos de frambuesa sobresalían a veces dándoles un aire curioso, como puedes ver en la foto. Y al final solo debes colocar un par frambuesas enteras encima para darles el toque final.
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