miércoles, 29 de julio de 2015

El canto del cuco, por Robert Galbraith

Acabo de terminar de leer The Cuckoo's Calling, el segundo libro de J. K. Rowling fuera de la serie de Harry Potter y el primero que escribe bajo el seudónimo de Robert Galbraith. Cuando me enteré de la existencia de este libro, quise leerlo inmediatamente, pero no fue sino hasta hace un par de meses, cuando se publicó su secuela, que compré los dos. Ya había leído The Casual Vacancy y me había gustado bastante, tanto así que, cuando encontré en una librería su traducción en francés, no resistí las ganas de comprarla también (curiosamente no tengo todavía la edición en español).


Pero, a diferencia de este libro, The Casual Vacancy, aunque definitivamente no es un libro para niños como Harry Potter, sí tiene todavía como personajes principales a adolescentes, por lo que no sorprende que J. K. Rowling los construyera y manejara tan bien. The Cuckoo's Calling, en cambio, es un libro policial que de niños tiene poco. Su personaje principal es un detective que perdió una pierna en Afganistán y su asistente, una joven recientemente comprometida que, no creo que sea casualidad, lleva el nombre de Robin (como Batman y Robin, ¿no?). No te preocupes, querido lector imaginario, no soltaré ningún spoiler. No diré quién es el asesino ni cómo o cuándo Strike, el detective protagonista de la serie, descubre su identidad.

Sí diré, en cambio que, una vez más, J. K. Rowling no me decepcionó. Mientras avanzaba a través de las 456 páginas de la novela me preguntaba si, de no haberse revelado la verdadera identidad del misterioso Robert Galbraith, hubiera sido capaz de reconocer la escritura de la autora que acompañó mi infancia. Ahora puedo reconocer y asociar perfectamente el ritmo y estilo que tantas veces leí, la forma en que se introducen los monólogos, los diálogos, hasta el lenguaje de los personajes y las pausas a lo largo del texto. Pero, si no lo hubiera sabido ya, ¿hubiera sido posible descubrir que la pluma de Galbraith era la de Rowling? ¿Fue un lector el que asoció el seudónimo y el apellido famoso o la propia industria la que sacó la verdad a la luz? Supongo que no me hará daño googlear un poco sobre esto.


¿Recomiendo el libro? Sí, por supuesto. Confieso que no he leído muchas novelas del género. ¿Quién mató a Palomino Molero? es el único título en el que puedo pensar ahora, la verdad. Pero disfruté mucho The Cuckoo's Calling y me entusiasma leer la secuela, The Silkworm, que yace ya en mi estantería en este momento, esperando su turno como los demás. Tengo algunos comentarios, sí, pero es difícil exponerlos sin soltar algún dato revelador que te arruine el suspenso. Mi libro, como puedes ver en la fotografía de arriba, querido lector imaginario, acabó matadísimo, así que te recomiendo que compres uno de tapa dura o que simplemente tengas más cuidado al momento de guardarlo en tu mochila o cartera: las ediciones rústicas americanas simplemente no están hechas para este trajín.

sábado, 18 de julio de 2015

Una lista que presumir: la Feria Internacional del Libro

La Feria Internacional del Libro de Lima se inauguró ayer en Jesús María y, a pesar de lo que me había dicho a mí misma un par de años atrás, fui y fui dispuesta a gastar. Lo que sucede, querido lector imaginario, es que compro muchos más libros de los que puedo leer. Con tantos libros nuevos esperando ser leídos no es lógico seguir comprándolos, ¿cierto? Bueno, hice caso omiso a esta premisa y saqué la tarjeta (de débito, tampoco hay que ser irresponsable) para ceder a mis más profundos impulsos.


Treinta ejemplares en total en el primer día. No está mal, ¿no? Admito que solo catorce son míos exclusivamente, pero igual. Lo que me animó a ir a la Feria este año fue el país invitado: Francia. Verás, querido lector imaginario, desde hace meses quería comprar la edición francesa de Los Miserables pero no sabía dónde. En la Feria del Libro de este año la pude encontrar. Y no solo ese título. Como estoy muy orgullosa de ella, voy a compartir contigo la lista de libros que compré:

  • He derrotado a Hitler, de Rubino Romeo Salmonì, prisionero de Auschwitz que inspiró la historia de Roberto Benigni en La vida es bella
  • Le Père Goriot, de Balzac, en francés, por supuesto, y a solo veinte soles, además.
  • 1984, de George Orwell, en inglés, porque me lo recomendó mi hermana.
  • Del ser médico, de Javier Cieza Zevallos, un libro de medicina para mi hermana, porque ella me lo recomienda todo.
  • An Abundance of Katherines, de John Green, para mi hermana, pero también para mí, porque admito que no me desagrada el señor Green.
  • Punto de fuga, de Jeremías Gamboa, para estudiar sus cuentos además de la novela que reseñé aquí.
  • El Aleph y otros cuentos, de Borges, porque no es bonito leerlos solo de internet.
  • Les Misérables, de Víctor Hugo, en francés, el libro que desde hace mucho tiempo estaba buscando.
  • Le Petit Prince, de Antoine de Saint-Exupery, en francés.
  • Comment j'ai vaincu ma peur de l'avion, de Mario Vargas Llosa, en francés.
  • Un rasta à Berlin, de Mario Vargas Llosa, en francés también.
  • La literatura es mi venganza, de Mario Vargas Llosa y Claudio Magris, porque la contraportada capturó mi atención.
  • To Kill a Mockingbird, de Harper Lee, porque escuchamos que era considerada la mejor novela americana del siglo XX.
  • Moby Dick, de Herman Melville, es un clásico, vamos.
  • El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, que, aunque ya lo he leído, también es un clásico y simplemente lo quería tener.

¿Sabes de lo que me di cuenta al llegar a casa y colocar estos nuevos títulos junto a los anteriores que todavía siguen sin leer? Que un libro, además de ser una fuente riquísima e inagotable de vida, de muchas vidas, es también un objeto que tiene un valor por sí mismo, como una obra de arte casi, que puede apreciarse también por su forma y no solo por su contenido. Por eso, a pesar de saber que las probabilidades de que termine de leer todos los libros que acabo de presumir antes de comprar nuevos son mínimas, igual sigo comprándolos, porque me gustan, no solo por las historias a las que dan vida sino también por los objetos materiales valiosos que son. 

La Feria Internacional de Libro de Lima abrió sus puertas este 17 de julio y continuará hasta el 2 de agosto, de 11:00 a. m. a 9:30 p. m., no hay excusas para no ir. Y si tenías la excusa que yo he usado para los dos últimos años, querido lector imaginario, "para qué comprar más libros si todavía no termino los que ya compré", pues solo te digo que te des el gusto. Un libro de más nunca hará daño, confía en mí.