¡Feliz Navidad, querido lector imaginario! Ya falta poquito para las doce y, por supuesto, los cupcakes que hemos preparado tenían que estar vestidos para la ocasión.
Los cupcakes de menta llevan, por supuesto, esencia de menta.
Te confieso, querido lector imaginario, que, aunque me guste la menta en mil presentaciones, la esencia de menta simplemente me pareció demasiado fuerte, así que hice los bizcochitos y el frosting sin las ganas de probar la masa de una u otra preparación (no le digas a nadie que sí suelo hacerlo).
Para la decoración, el libro nos dice que dibujemos dos líneas en la manga con colorante rojo, para que cuando coloquemos el frosting encima de los bizcochos queden dibujadas unas lindas espirales rojas en el fondo blanco. Nosotras lo hicimos con el color verde (la decisión no tuvo nada que ver con el hecho de que hayamos agotado la última gota del colorante rojo en los red velvet cupcakes, por supuesto), pero, como el colorante se resbalaba en la manga, no obtuvimos una línea, sino varias manchitas, como puedes ver aquí.
De todas formas, cuando decoramos los cupcakes, quedaron hermosos. Yo no creo que los pruebe por ahora (el fuerte olor a menta todavía me persigue), pero a mi hermana le encantó el frosting, así que creo que el problema soy solo yo.
Feliz Navidad, querido lector imaginario. Bueno, no, Feliz Noche Buena sería más apropiado. Espero que comas mucho y muy rico y mañana, si todavía tienes apetito, espero traerte una receta de Navidad más.
Posdata:
Escuchábamos esta canción mientras cocinábamos.
Obviamente nosotras la cantábamos mejor.
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