lunes, 17 de febrero de 2014

5 de 40 (o cupcakes helados)

Los cupcakes prometidos (que, si lo piensas detenidamente, querido lector imaginario, no son cupcakes propiamente dichos). Son pirotines de chocolate comestibles, rellenos de brownie de chocolate y helado de vainilla y mucho fudge. No hay nada en esa combinación que suene mal, aunque, debo advertirlo, si te empalagas rápido, entonces tal vez no puedas terminar uno.

Bueno, bueno, comencemos. Los pirotines de chocolate se hacen con chocolate bitter, pero usé el de leche porque a mi hermana le gusta más. Tenía que derretirlo en el microondas para después cubrir los moldes con una brocha, pero, por esas cosas de la vida que a veces no entendemos, el chocolate jamás se derritió. O sí se derritió, pero no conforme a mis expectativas, porque yo esperaba ver el chocolate como cuando lo derrites a Baño María con un poco de mantequilla. Entonces yo lo puse más tiempo en el microondas, y luego un poco más, y un poco más, y, cuando me di cuenta, el chocolate se había empezado a secar.


Como no teníamos más chocolate para empezar de nuevo, decidí tratar de hacer los pirotines de todas formas. Así que, con la ayuda de una cucharita, porque la brocha ya no servía, cubrí las paredes del molde con chocolate y esperé lo mejor. ¡Y resultó! Y aunque uno, al momento de desmoldarlo, se rompió, el problema pudo solucionarse con un poco de fudge.


El brownie se hace muy rápido (aunque yo no debería hacer ningún comentario porque mi hermana lo preparó). Cuando se enfrió lo cortamos con cuidado y, como los pirotines por dentro no habían quedado prolijos (recuerda que los hice con la ayuda de una cucharita), pulverizamos un poco de brownie para llenar los espacios vacíos. Luego solo tienes que armarlos y colocarles el helado encima. Esta es la parte más divertida, por lo menos para mí. Puedes guardarlos listos en la congeladora y en teoría no tendrías ningún problema, pero nosotras creímos que era mejor tener listas solo las bases y agregar el helado solo cuando los fuéramos a comer.



Una advertencia que sí necesito hacerte, querido lector imaginario, es que estos cupcakes tienen demasiado chocolate. El pirotín de chocolate, el brownie de chocolate y el fugde que sirve para colocar el segundo dentro del primero de forma más prolija te pueden empalagar con facilidad. A mí me empalagaron rapidísimo. Y yo suelo sorprender a las personas por la cantidad de chocolate que puedo comer. Pero quedan muy bonitos. En teoría debían salirnos doce, pero, con todas las dificultades técnicas al momento de preparar los pirotines de chocolate, solo nos salieron seis. Eso sí, nos sobró bastante brownie, casi toda la botella de fudge y mucho helado que definitivamente comeremos después. Imagino que, si hubiera derretido bien el chocolate y no hubiera necesitado utilizar el doble para cada pirotín, las cantidades hubieran sido un poquito más precisas.


Estos cupcakes son perfectos para el verano. Si bien el chocolate llegó a empalagarme, empiezo a pensar que el motivo verdadero fue que pasé toda la tarde probando un poquito de brownie, un poquito del chocolate para las bases, otro poquito de brownie y otro poquito de chocolate más. Las personas a las que se los servimos los terminaron y dijeron que estaban bastante ricos, aunque reconozco que, cuando estás frente a la persona que preparó lo que en ese momento estás comiendo, no tienes otra opción. Por cierto, lo que ves atrás es un Tocino del cielo, por si te lo preguntas, con un par de velas azules encima porque celebrábamos el cumpleaños de mi hermano mayor. Estuvo muy rico, el Tocino del cielo, pero debes admitir que más bonitos se ven los cupcakes helados, ¿sí o no? Además, son mucho más originales, piénsalo. Qué mejor que cupcakes rellenos de brownie y helado en verano para celebrar tu cumpleaños. Como dije desde un principio: no hay nada en esa combinación que suene mal.

Posdata (el día siguiente): ¿recuerdas que te dije que estos cupcakes eran muy empalagosos? Mi mamá se comió el último hoy y yo, por supuesto, probé un poco. Perfecto. Resulta que nos habían parecido muy empalagosos porque habíamos estado comiendo chocolate todo el día y no tanto porque lo fueran de verdad. Además, el helado de vainilla lo arregla todo.

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