Estoy en una biblioteca. En la biblioteca de mi universidad, para ser exacta, a pesar de que estamos en el periodo de vacaciones (vaya nerd). Y las semanas anteriores también he estado yendo a una biblioteca, a la biblioteca de un instituto de inglés al que solía ir cuando estaba en el colegio (el Británico de Miraflores), porque recordé que era un lugar bonito y tranquilo para escribir y leer.
Biblioteca de Montserrat |
¿Por qué es tan importante? Porque es bonito. Porque el ambiente para escribir, creo yo, puede influir bastante en lo que escribimos. A veces, es cierto, estamos tan absortos en nuestra ficción que realmente no importa si la escribimos en el bus de regreso a casa o en medio de una clase a la que deberíamos prestar atención (me ha pasado). Pero, como debes admitir que no siempre es así, es importante ubicarnos en un ambiente apropiado.
¿Por qué todo este discurso sobre los lugares para escribir y los motivos para encontrarlos? Porque te tengo una noticia, querido lector imaginario. Porque el haberme impuesto el hábito de ir a una biblioteca en lugar de quedarme en casa ha rendido frutos. Porque, si bien también en una biblioteca te puedes distraer o aburrir, las probabilidades de que esto suceda son menores. Porque, aunque no a la velocidad que quería, aunque no tan bien como quería, he escrito. Porque, aunque sea un logro mínimo, puedo decir que por fin... No, mejor dejamos esta noticia para alguna otra ocasión. Lo sé, con todo ese preámbulo tú esperabas que te dijera que he terminado un libro.
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