sábado, 29 de noviembre de 2014

La orgía perpetua de Flaubert

Quería escribir sobre Madame Bovary, querido lector imaginario, pero, si lo piensas bien, ¿qué puedo decir sobre la primera novela moderna que no hayan ya dicho los cientos de académicos que la analizaron antes que yo? Está, por ejemplo, Mario Vargas Llosa, a quien le fascinó tanto esta obra que escribió un libro sobre ella y su autor. Este libro se llama La orgía perpetua y, a pesar de que se trata de un ensayo y no de una novela, pues, simplemente me encantó. Te cuento por qué.

Mientras leía La orgía perpetua, no podía dejar de repetirme una frase en la cabeza: Il faut aimer Flaubert (sí, así, en francés). Es que, Dios mío, qué hombre. Ya había leído antes sobre la imagen Flaubert como un autor sumamente apasionado, algo obsesionado, pero aquí Vargas Llosa pinta un retrato verdaderamente maravilloso que se complementa y potencia con las muchas citas de la correspondencia de Flaubert en francés que se encuentran a lo largo del texto. En verdad, qué hombre. Me emociona esa obsesión suya con la literatura, con el respeto a la obra, con su deseo, por encima de cualquier otro, de simplemente escribir bien. Una de las cosas que más admiro de Vargas Llosa es justamente eso, su expresa pasión por la literatura, el respeto profundo que le tiene, un respeto que, creo, como él de Flaubert, he heredado yo de él (qué daría por heredar también el talento o, mejor dicho, su metódica dedicación). Por eso mi admiración también se proyecta a Flaubert, y después de haber leído extractos de su correspondencia se ha multiplicado hasta el punto de repetirme a cada rato il faut l'aimer. Y es que ese amor por la literatura, esa necesidad anhelante, desesperante, por escribir, y escribir bien, son verdaderamente respetables, tanto en el Nobel peruano como en el escritor francés.

Siento que estoy escribiendo cualquier cosa, querido lector imaginario, pero yo me entiendo. Lo que quería decir es que me encanta la obsesión de Flaubert con la literatura, que admiro esa metódica dedicación que Varguitas también admiró, que al leer las citas de su correspondencia siento que son cosas que yo también diría y que me emociona pensar que yo también pueda llegar a obsesionarme tanto con la literatura como esos dos (aunque, de nuevo, la gran diferencia la marca, por ahora, su metódica dedicación). Por favor lee Madame Bovary, querido lector imaginario. Es una obra realmente buena y ridículamente importante para la historia de la literatura occidental. Y después, si quieres, solo si quieres, lee también La orgía perpetua. Quién sabe y tú también te enamores de Flaubert.

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