jueves, 8 de septiembre de 2016

Vivir, vivir, vivir

Después de todo, si nos ponemos a pensar, ¿no nos ocurre también a nosotros los humanos algo parecido? ¿No creemos también nosotros que la naturaleza nos habla? ¿Y no tenemos la sensación de captar un sentido en sus voces misteriosas, una respuesta acorde con nuestros deseos a las acuciantes preguntas que le dirigimos? Cuando a lo mejor la naturaleza, en su infinita inmensidad, no tiene la menor idea ni de nosotros ni de esta vana ilusión nuestra.

Hay que ver a qué conclusiones puede llegar, por una ocurrencia, nacida en un momento de ocio, un hombre condenado a estar solo consigo mismo. Me daban ganas de abofetearme. ¿Es que estaba en serio a punto de convertirme en filósofo?

No, no, ni hablar, mi conducta no era normal. Así no se podía seguir por más tiempo. Había que vencer todos los miedos y tomar a toda costa una resolución.

En una palabra, yo debía vivir, vivir, vivir.

El difunto Matías Pascal
Luigi Pirandello